El Evangelio de San Lucas nos trae este bello pasaje en que los discípulos iban comentando en lo que había sucedido en Jerusalén, y Jesús resucitado se les une en su caminar, preguntándoles de qué hablaban.
“¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe qué ha pasado allí?”
“¿Qué?” les contesta. “Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron a los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron. Nosotros pensábamos que iba a librar a Israel de los romanos. Pero, las mujeres fueron al sepulcro y no estaba su cuerpo, incluso dijeron que vieron una legión de ángeles que les habían dicho que estaba vivo”.
Entonces Jesús les dijo: “¡Qué necios y torpes son para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?”. Y fue explicándoles las Escrituras. Ya cerca de la aldea él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le dijeron: “ ¡Quédate con nosotros, que atardece y el día va de caída!”. Y sentado a la mesa con ellos lo reconocieron al partir el pan.
Entonces se volvieron a Jerusalén y les dijeron a los discípulos: “Era verdad, ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón y ellos le contaron cómo lo habían reconocido al partir el pan”
¡¡¡Amén!!!
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