El círculo del béisbol es bien pequeño. Jugadores, ligas, equipos, familias, coaches, niños, jóvenes, entrelazan y forman parte de ese rompecabezas donde cada quien representa una pieza. Dentro de esa fraternidad hay que aprender a navegar para poder salvaguardar el orden; indiscutiblemente las pasiones se pueden desbordar, pues es algo propio de la naturaleza deportiva y el entorno de la misma, pero como adultos hay que primero pensar en el impacto que reciben los niños de nuestro accionar.
Siempre debemos recordar que el juego es breve y pasará, en comparación a la vida misma y a las relaciones humanas que hay que valorar y preservar. Un padre, una madre, una abuela o una hermana que asistan a presenciar la participación de uno de sus niños en un torneo o fogueo, debe recordar que es solo eso, un juego. Crear o provocar un ambiente tenso para los niños y sus compañeritos, o para el cuerpo técnico o staff no aportará nada positivo.
Los padres y familiares de pequeños atletas siempre debemos procurar modelar y ser ejemplo a los pequeños que siempre están observando para luego emular o imitar. Si un niño ve a su papá o hermana en una acción de exigencia desmedida hacia él mismo, o de reclamo agresivo al entrenador o coach, reproducirá ese mismo comportamiento en cualquier contexto. Un niño que constantemente sea expuesto a este tipo de acción, en algún momento se sentirá en el derecho de “bajarle línea” a un hermanito, primito o compañerito; ahí podría iniciar un ciclo de conducta agresiva que sin saberlo, fue indirectamente influenciada por un familiar que no midió su alcance y radio de acción.
En medio de tanta violencia que estamos atestiguando como sociedad, todos tenemos que evaluarnos y ver con lupa dónde estamos fallando. La violencia no solo se genera como un patrón generacional, sino también como una conducta aprendida en el medio ambiente de colegios, escuelas, clubes, ligas, parques y comunidades. Es responsabilidad de todos el procurar mantener una ambiente de armonía desde las gradas, las sillas, los chats grupales de WhatsApp, los compartir y viajes.
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
Proverbios 22:6
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