Ha ocurrido en muchas ocasiones en un juego de béisbol la siguiente situación: segunda parte del octavo episodio con el equipo visitante ganando por tres anotaciones, entra un relevo que es atacado tomando los locales la delantera por una. En el siguiente y último capítulo los visitantes vuelven a tomar la delantera y logran cerrar la entrada final sin carreras gracias a la labor de su cerrador que sustituyó al vapuleado lanzador anterior. Según la regla, al pitcher que falló se le otorga el triunfo. Eso raya en lo absurdo. Tanto los juegos ganados como los perdidos que se le registran a los lanzadores, no lo determinan su nivel de esfuerzo, sino una regla.
La importancia que se le daba a esa sección, que no puede llamarse estadística, ha estado cambiando, sobre todo por la sensatez de una generación con una apertura mental que aplica la lógica. Por ejemplo; en 1959 Early Wynn ganó el premio Cy Young, entonces solo se otorgaba uno para ambas ligas, sobre Sam Jones. Este completó más episodios, 270.2, con mejor PCL, 2.83, que aquel (255.2/3.17), que fue además líder en bases por bolas otorgadas, pero Wynn registró en ganados y perdidos 22-10 y Jones 21-15. Contrariamente, en 2010 en la Liga Americana a Félix Hernández se les acreditaron trece triunfos frente a doce derrotas, pero encabezó ambas ligas en PCL (2.27), superando en la votación por el premio a David Price (19-6/2.72) y C.C. Sabathia (21-7/3.18).
El renglón de juegos ganados y perdidos fue creado por Henry Chadwick en 1884 y la primera vez que lo incluyó una publicación como referente al trabajo de los lanzadores fue en 1888 por The Sporting News, con el siguiente comentario: “Parece que toda la responsabilidad del resultado de un juego recae sobre los hombros del lanzador y no creemos que esta evaluación se haga popular aun cuando tenga la paternidad de un erudito como es el caballeroso señor Chadwick. Es muy difícil de aceptar que un lanzador que haya sido bateado libremente y no haya logrado lo necesario para ganar, reciba el crédito de una victoria.”
¡Y repito, esto fue escrito en 1888!
Twitter:@pinacampora
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